sábado, 1 de febrero de 2014

Mis Orígenes III

...recuerdas donde habíamos dejado la historia, tesoro? Estábamos en el verano en el que cumplía 12 años. No sé muy bien como fue, como empezó todo, pero el caso es que la chica más guapa del barrio y también la más tímida, creo yo, se fijó en mi. Esos días fueron muy intensos. La pena es que fueron cortos y pocos. Además recuerdas ya te conté que nadie nos había enseñado a tratar a las chicas, o lo que es peor, podía ser pecado!! Todo queda en un epistolar y bonito recuerdo. Ah! no te pienses, también me regalaron una bici de carreras. 

Pero ese verano, fue muy importante y una vez más se produjo un cambio importante. Mis padres decidieron cambiar de casa. Con el tiempo, me enteré de los motivos, pero entonces fue peor que cuando a uno le castigan sin dibujos. Pasamos del barrio, a la ciudad. Si otro barrio muy lejos, con calles como el nuestro, pero diferente. Había mucho ruido, muchos coches y todo el mundo era extraño. Ya no se podía jugar en la calle, un rollo. El piso era más grande, pero éramos menos viviendo. Yo tenía una habitación para mi sólo!! Con cama que se escondía!! 

También cambié de cole. Fui a uno gigante, más que la tuya nueva que tenía campos de fútbol y baloncesto, incluso hasta un bosque y piscina. Con muchos niños que además se llamaban de manera rara, todos tenían nombre y sin embargo se llamaban por el apellido!!! Era como una aventura el ir, pues cogíamos el autobús cada día o íbamos en coche. Los profes eran muy serios, parecía que siempre estuvieran enfadados, como tú profe de lengua. El Sr. Manzano, Mañé, Querol, Ferrer, Puget, Ricarte o la Srta. Rodón i la Teresa...ah creo que era más guapa que las tuyas.

A pesar de ser una escuela muy grande, no tenía muchos amigos, así que me dediqué al baloncesto y a los libros, donde las aventuras nunca se acaban y se aprenden muchas cosas. El leer es una aventura constante y un deporte muy importante para nuestro cerebro. Ya lo verás. Ah! las niñas volvieron a desaparecer un tiempo, pero cuando volvieron mis compañeros se volvieron locos y hacían cosas raras, ya vistas antes, claro, y que a mi no me decían nada.

Una tarde, cuando llegaba a casa muerto de hambre y con ganas de merendar, porque en el cole no se comía como ahora, un señor con unos amigos suyos, todos con gorro raro y una pistola, además de bigote y cara de pocos amigos entraron de malas maneras en el Congreso. Y por qué? Fue como si quisieran decidir ellos solos todo, a que juegos podíamos jugar y a cuales no, sin escucharnos. En casa todos los mayores se pusieron muy nerviosos. No paraban de hablar de cosas que les daban mucho miedo. Pero como las cosas se deben hacer bien y esta gente no lo estaba haciendo y, además, la mayoría no quería jugar a sus juegos...pues lo mejor es que seamos entre todos los que decidamos, no se les dejó y se les castigó una temporada larga, casi como un mes sin dibujos. A veces nos gusta más un juego que otro, pero es entre todos que debemos decidir, aunque cueste un poco más.

Me hice un poco más mayor y otra vez cambié de escuela. No fui al instituto. Pasé de uno muy grande a uno muy pequeño, sin patios, ni pistas para jugar. Sólo había chicos y chicas grandes, en clases muy pequeñas. Conocí al tío J y descubrí una nueva familia, no de sangre, con la que desde entonces viví y me han pasado muchas cosas, muchas aventuras, ya de mayores. Fueron años de búsqueda de mi Princesa Leia, conociendo a mucha gente y conociéndome de una manera diferente.

Pero no todo fueron grandes y chulas aventuras. En casa fueron años difíciles, como cuando te cuesta pasar de pantalla con SuperMario y las tortugas verdes te fastidian o sale el dragón gigante, todo a la vez. Son historias que me ponen triste y con ganas de llorar como cuando eres pequeño y lloras cuando te haces daño, como el Tete. Les pasaba a los tíos y tías, a los abuelitos, a todos. Y como yo era ya grande, en lugar de decirse las cosas muy bajito como hacen los mayores cuando hay niños, las escuchaba y pude ayudar, algo muy bonito (ya sabes lo que dicen los hermanos Coala). Ayudar siempre está bien, aunque quien sea se ha de dejar ayudar, porque los mayores muchas veces hacemos como los pequeños y no nos dejamos.

Y una cosa que se me olvidaba, muy importante. Cuando te haces mayor, casi nunca puedes o te dejan jugar. Y si lo haces, la gente te mira de manera rara. Todo es siempre muy serio, Todo es como un control de mates muy difícil y encima sin poder ir al patio o hacer excursiones al CosmoCaixa. Así que aprovecha ahora para jugar a tope!!

Por hoy lo dejamos aquí. El próximo día te contaré cuando conocí a la Princesa más guapa del cuento. Ahora a dormir, sussssss, que tu hermano duerme.




5 comentarios:

  1. Contadas las cosas desde la distancia del tiempo es cuando se aprecian pequeños detalles que se almacenaron sin querer y casi olvidados.
    Me gusta como le cuentas esas cosas, como si fuera un juego de niños, pero de mayores.
    ¿Y luego dices que no eres escritor? venga ya!!
    Me ha encantado esta tercera parte del origen. Un abrazo.

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    1. Últimamente mi lucha es más por no querer almacenar y poder olvidar que otra cosa. Diría que la vida es como un juego de niños, pero cuando veo a estos que se lo toman tan en serio me quedo sin argumento.
      Muchas gracias por estar ahí y por gustarte mis historietas. Cualquier día de estos las ilustro con alguna foto
      un abrazo

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  2. Sorprendida, extrañada e incluso podría decir que se me ha quedado una mosca en la oreja que no me gusta nada...

    Saludos

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  3. Qué le ha pasado? Qué mosca le ha sorprendido de manera desagradable? Igual le ha pasado como a mi este fin de semana, pues le confesaré querida Luna, que después de una primera sorpresa alimentadora de mi vanidad, me he encontrado inundado de mails de amables y anónimos señor@s que en inglés me felicitaban por mi blog y me facilitaban su blog, casualmente para comprar o regalarme algo. Y es que uno nunca sabe a qué ventana se asoma.

    un abrazo

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  4. Pues no se imagina lo que me alegra que me lo diga. nada tengo que ver en ello.

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