viernes, 21 de febrero de 2014

Miradas de Princesas Perdidas

Hoy hace más de una semana que me topé con tu mirada triste y perdida, con tu cuerpo exhausto tirado en aquella fría acera, acompañada por ese desconcertado y temeroso aunque siempre fiel animal. Y sigo sin conseguir apartarla de mis pensamientos, pulula por los rincones de mi cabeza, donde me retumba e incomoda. Y a pesar de ser una mirada vacía, sin contenido, que te ocultaba a mis recuerdos y memoria, pude ver las fauces del agujero negro en el que te encuentras atrapada, en el que has convertido tu vida y la de aquellos que te rodean. 

La trampa que tu sola y a conciencia has ido cavando, con esa determinación que siempre te ha caracterizado y distinguido. La trampa que tanto criticabas a tus amigos no hace tanto tiempo, y que hoy seguramente no recuerdas ya, aquel comportamiento que condenabas como sólo tu has sabido hacer siempre. Esa capacidad sentenciadora, objetiva y ecuánime de la que siempre has presumido. No quiero caer en la misma tentación. No quiero que estas líneas suenen a reproche, porque el único que me podría hacer sería ante mi falta de determinación, ante mi pasividad viéndote como te he visto caminar hacia el abismo. 

Princesa Sabinera empeñada en tomar el camino inverso, en agarrar el tranvía para escapar del barrio de La Alegría, Distrito Felicidad, de la Galaxia Irreal de tu vida que andas queriendo destruir, a pesar de ser aquello que tanto soñaste, aquello a lo que dedicaste tanto esfuerzo siempre, sobretodo para mostrárselo a los demás, para tirar a la cara de los demás. Y te escribo aquí. Y me desahogo aquí, en la clandestinidad de mis vergüenzas y miserias y en tu ignorancia sobre estas líneas de las que nunca sabrás, para paliar mi desasosiego. Yo también soy egoísta cuando me pongo.

Tu generoso y cansado corazón no ha cesado de enviarte señales que nos has querido escuchar, como también has hecho con muchas personas que te han querido, te quieren o siempre te querrán. Aquellas mismas que con suma facilidad has gustado siempre de clasificar en tus listas de vituperados y que, modestia aparte, he liderado en la mayoría de ocasiones para tu consuelo y a mucha honra. 

Aferrándote como has estado siempre, como continuas queriendo estar aún hoy que careces ya de fuerzas para conseguirlo, en ser la protagonista de la película de los demás, olvidándote de la única que deberías protagonizar, la tuya. Apegada al pasado que se fue y que obcecada pretendes cambiar. Malviviendo agarrada a lo que pudo haber sido y descuidándote de vivir tu vida y llenarla de sentido, de gastar tus energías y vivir junto al último y abnegado Príncipe de cuento que queda. Cómo no te has dado cuenta? En qué cajón guardaste tu presumida inteligencia?

El caso es que aunque cautiva y desarmada, sin balas en la cartuchera con que recargar, aparece ante ti una nueva y no merecida última oportunidad. Espero que la agarres, creo que todos esperamos que lo hagas, porque solo tu puedes hacerlo y tienes aún la suerte de poder hacerlo. Los demás pondremos nuestros hombros, nuestros brazos, nuestros abrazos y cariño y ayudaremos en la medida de nuestras humildes posibilidades, aunque te parezca mentira y te sepan a poco. Espero que no la chingues una vez más, porque esta vez chuparás faros y ya no te valdrá que te valga madres. Así que hija de la chingada, sé chingona como sólo tu sabes serlo, cabrona. Quiérete y acéptate como eres y pon todo tu esfuerzo en vivir tu vida y mirar hacia adelante. Recupera tu mirada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario